¡¡¡MI CUMPLEEEEEE!!!!




Queridos todos vosotros, por medio de esta entrada en mi blog, y posteriormente por medio de e-mail, os invito a la fiesta de mi 26 cumpleaños, que, a pesar de ser el 17 de Diciembre, la celebraré el sábado 15 a las 9 de la noche.
La única duda es el emplazamiento, y éste depende de factores ajenos a mí, pues me debato entre dos diferentes. Así pues, os infomaré del lugar de celebración tan pronto como se dilucide la cuestión. Jejejee...¡¡No sabéis lo que os espera!!
Sólo os pido que reservéis esa fecha y hora para no hacer otro plan que venir a mi fiesta, siempre, claro está, en la medida de lo posible.

¡¡¡Un abrazote y hasta el 15 de Diciembre!!!

Era Aquel Hombre

Era aquel hombre de pelo blanco de escoba, de moqueta gris sobre el mentón, que regaba la ciudad de gorgojos pastosos. Era un Don Ignacio que hacía dos décadas se convirtió en “El Nacho”, que pululaba maltratando las cabinas de la Rúa y desnudando estudiantes de esféricos pechos. Eran zapatos marrones de jersey gris y mirada negra. Se ignora a sí mismo , no sabe quién es excepto cuando le llaman los generosos para darle otro café de mañana.
Mi abuela, sabia y conocedora de mundo como pocas, conoce su historia, y me la cuenta desde que lo vimos por vez primera en la Plaza, siempre en tono impersonal y legendario.
Cuentan que Don Ignacio había recorrido 38 países, siempre de élite en élite, adquiriendo equipaje de piedras preciosas, y que había dado la vuelta al mundo seis veces. Ya sabes, en aquellos tiempos sin Concorde y con carbón en el sótano del barco. El jeque, el duque, el conde y el Dalai se disputaban su conversación, a base de exquisitas invitaciones imposibles de rechazar. Su lengua y elocuencia no sufrían fronteras, su único límite era el tiempo y las patas de gallo.

Un día, con casi 50 años, escuchó a un titiritero en Picadilly Circus. Hablaba increíblemente entusiasmado de su último destino, una ciudad con una rana de piedra que daba suerte, con una mágica historia de enamorados suicidas, con una catedral siempre en pie contra los elementos y una afluencia de gente que llegaba de todo el manto terrestre para descubrir en ella la verdad de las ciencias y las letras. Hechizado por estas palabras, Don Ignacio, hombre sin cuna y con nombre latino, decidió del té que machacaba ya su estómago, e ir allí en busca de unas raíces para siempre. Pensó en la maravilla de quedarse en un solo lugar, encontrar una ciudad y una persona de las que enamorarse perdidamente y jamás tener que marcharse de nuevo a recorrer mundo.
Llegó a la ciudad del toro de piedra, con un sombrero, una maleta y unos zapatos marrones, los únicos que concedían algo de desgaste a su impecable aspecto. Se iluminaban sus ojos a cada Clerecía, cada Casa de las Conchas hacía volar más su alma, y un encantador poeta con una barca ya hecha le dio la bienvenida en el umbral de la fastuosa Plaza Mayor.
Un batido de niños, señores y bellísimas mujeres con curvas de guitarra. Todos en aquel impresionante hipódromo de personas que circulaban bajo los arcos con reyes y emperadores. Entre aquella barahúnda encontraría a su dama perpetua, su anillo dorado en el anular derecho.
Su plan era el del jugador de lotería, siempre apostaría al mismo número. Siempre esperaría en el mismo arco de la Plaza a que llegara la brisa nueva del suspiro.

Llegó una musa, al tiempo un hada, cinco sirenas, un ángel, una Bella, tres diosas y siete ninfas. Todas acariciaron y se introdujeron una y otra vez en su aliento hasta detener su respiración. Pero todas se desvanecieron entre la gente, entre otros emperadores, todas marcharon y le dejaron una arruga en la cara y un cráter en su garganta.
Sus piedras preciosas se quedaron una a una en el tocador de sus amadas, el sombrero lo absorbió la brisa, y la maleta se vació, dormitorio a dormitorio. Cada rincón de la ciudad tenía un harapo de su ser, y cada habitante contaba una historia diferente sobre él.
En la ciudad por la que paseamos mi abuela y yo hay un hombre que es todo sombra y pelo gris, con zapatos marrones desgastados igual que el resto de su cara, su barba y su ropa. Todos los días le llevan un café a “El Nacho” los camareros del Novelty, si es posible con un bizcocho de dulce chocolate. Él toma su desayuno y continúa su eterno paseo bajo los soportales, por la Rúa y la Plaza de Anaya, siempre prendado de cada mujer, siempre prendado de su ciudad

AIW- 30-04-2001.

imagenes de dibujos animados para myspace

¡Qué coincidencia!

¡Qué coincidencia!

Siéntense a meditarlo por un instante. ¿Saben por qué hablamos del jinete que cabalga hacia el Oeste, en pos de la puesta de Sol? Muy sencillo, sigan los razonamientos.

Nuestra mamá Tierra gira alrededor del Sol en horizontal, vamos, lo que llamamos el movimiento de traslación. Pues bien, resulta que referido movimiento coincide con el movimiento de rotación, que no es vertical (sigamos imaginando el plano), sino también horizontal. De esta manera, el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste. Si ambos movimientos no coincidieran, los puntos cardinales donde se producirían tanto ocaso como aurora serían Norte y Sur, o Noreste y Sudoeste, o Noroeste y Sureste…No obstante, de todos los trillones de posibilidades existentes se ha dado ésta. De esta manera, el Sol nunca apunta directamente a los Polos, y de esa forma, ambos están congelados y contrarrestan los cálidos climas ecuatoriales.

Pues bien, algunas arraigadas teorías afirman que la inclinación de lo polos fue provocada por la colisión de un astro de dimensiones enormes, (cerca de la mitad del globo terráqueo) con nuestro humilde planeta, y un despojo suyo es nuestra amiga Luna. Es debido a ello que al girar la Tierra de manera oblicua alrededor del Sol, y según su ubicación en su trayectoria elíptica, se producen las diferentes estaciones.

Tras todo ello nos encontramos con una casualidad. Al producirse un eclipse, la circunferencia del Sol, combinada con la distancia y con la circunferencia de la Luna, generan una perfecta corona de luz, tan etérea como el momento que dura. ¿No es una coincidencia espectacular?

Además, por una azarosa imperfección en la continuidad de los hechos naturales, se creó tal combinación de elementos que dieron lugar al hidrógeno, el oxígeno, sus posibles combinaciones, y, tras una milenaria evolución, las primeras especies vivas.


En un Universo cuyo contenido desconocemos (sí, señores, no conocemos lo que en él hay, ni tampoco lo que no hay), se ha dado una situación casi imposible. Sin embargo aún cabía una posibilidad. Se dio la vida. Las Estaciones. La inteligencia. El dominio del fuego.

En este peculiar planeta, se ha dado una realidad completamente remota, impredecible. Lo que ocurre es que, desde aquellos albores de la historia de nuestro abollado planeta ha ocurrido infinidad de transformaciones (no siempre hacia adelante). Tantas, que en ocasiones sólo la conciencia universal es capaz de recordar que al Universo le ha costado mucho concedernos un paseo por el parque, una cena a la luz de las velas, una discusión bajo la lluvia, una mirada fugaz en el metro, una tortilla de patata como la de abuita, una guerra atómica, un tiesto en mi despacho, una tocata en el piano,…

AIW – 16/10/2007


LUNES POR LA TARDE

Dime una cosa. Dime si al levantarte esta mañana no te desgarró el pitido del despertador. Dime si justo cuando esa aguja sonora retumbó, no estabas soñando con sus ojos, a dos centímetros de los tuyos. Y vuestras bocas a menos de cinco.

A menos cinco, que es cuando siempre acabas saliendo por las mañanas de casa. Que te he dicho que llegues más pronto. Que no des el cante con el chirrido de la puerta, que siempre ensordeces la voz del de la tarima a y cuarto. A la cuarta hora sueles haberte despabilado. Pero aún tienes la cabeza en otra parte: en sus ojos.

Aunque hojees el Tribuna cada lunes y no haya enviado ningún náufrago dedicado, cada lunes compones tú uno para él. Porque los lunes sin él te matan, y los martes sin él, y los miércoles…Y aunque siempre retengas el viejo truco del mensaje subliminal “desde mi lunes asesino” (pondrías), sabes que su saldo es nulo, y que la misiva te parecerá hacerla al aire.

Te quedas sin aire después de cientos y cientos de personas que por detrás se le parecen, encuentras su chupa, su barba, su postura…su nada. Otra vez vuelve a no ser él. Tu “¿Dónde está Wally?” particular es ya más nocivo de lo que pueda reconfortar a tu mente.

Por tu mente pasan una y otra vez las mil cantidades de compromisos, deberes y rutinas infinitas. Te tocará repetirlos hasta avanzada la noche de ese lunes, como tantos otros, agonizantes, desquiciantes, sádicos punzantes y sableantes lunes, martes…Un horario infernal, que mata a cada azote de lluvia.

Después de que te maten la comida, el inglés, el vaivén de tus pies de una punta a otra de la ciudad, lo que menos te apetece es dormir para soñar no verle. El carajo es un buen sitio para que a veces se vayan los lunes y sus consecuencias.

Dime si te importan las consecuencias. Dime si ignoras el incremento de tu sueño acumulado. Dime si al final del día, con ojeras como cráteres no lo irás a buscar para tener su ojos otra vez a 2 centímetros de los tuyos.

AIW – 4/10/2000

“14 DE FEBRERO = VEINTICATORCE DE SEPTUBRE”

Eso es: día de las parejas, o sea que tú no, tú no y tú tampoco. Quedáis excluidos oficialmente del homenaje que rinde este día a las parejas. Es decir, los números primos pares de personas sí, y los demás, absténganse de adquirir aunque sea un mínimo de atención o símbolos de afecto. Ya que no tienen a alguien deseado en su compañía.

Salimos de clase y me dice: “¿Me acompañas a comprar algo para una chica?”.

¿Cómo me voy a negar?, ¡Sería un sacrilegio! Tras mi obligado consentimiento nos vamos al rastro, a ver baratijas de esas que sólo son bonitas si llevan afecto en la entrega…Una mediocre, otra hortera, otra sosa… hasta que llega la perfecta: la gargantilla por excelencia. Él nunca tuvo el cuello esbelto, como buen “macho” que es, así que, con mis sospechas crecientes, me lo pruebo: “Te queda como un guante!”. Qué cielo, cómo disimula, con qué poco garbo, y cómo se nota que me está comprando mi propio regalo…En fin, déjale, tú déjale, que al final será mejor si te haces la tonta…

Y una vez en tu portal, sabes llevar la conversación hasta tal punto, que tu ex novio, después de haberle hecho el favor de acompañarle, no debería saber otra cosa que agradecértelo en especie, en esa especie de objeto que lleva envuelto en un papelajo con lacito. Pero no: dos besos y a casita que llueve.

Y esa misma noche, como casualmente es viernes, no se te ocurre otra cosa que salir, para ver si cae alguna rosa, algún bicho de esos que venden los chinos, que tanto esquivamos en apariencia, y que tanto anhelamos en verdad.

No: ni Adolfo ha salido por donde tú vas para ser tu “amante bandido”, ni Germán ha decidido que solamente tú eres la chica que realmente merecía su compañía esa noche (y no la guarra de Teresa, que con esa raja en la falda, algún día se va a coger una neumonía que se puede ir al patatal…), y peor… Lo peor de todo es el momento en que decides irte a casa. Estás cansada, la seriedad se ha petrificado en tu cara, la marcha en el cuerpo se ha volatilizado, como el mareíllo del alcohol, a la salida del bar te lo encuentras. Ese sapo retorcido y maloliente (su nombre es Manu, para más información) le está succionando hasta los intestinos a una loba inmerecedora de la preciosa gargantilla que lleva. Ya no quedan esperanzas, y no estás dispuesta a buscar más jaleos, porque, encima de la cama, sentada, sin desvestir todavía, mientras miras al póster de la pared, con figura hierática y quebrantada por escalofríos ocasionales, sabes que vas a estar mucho más cómoda.

Y tanto repetir una y otra vez las escenas de la noche, o de lo que es recordable de la noche, repites un año más el auto flagelo mental: si es que soy lerda, ¿por qué no le dije que sí a César en su momento?... Con lo majo que es, pero es que…no me gusta…aunque ahora tendría rosa seguro. Pero una rosa más o una rosa menos: ¿qué más da? Tengo la de Manu ahí, para la posteridad. Bueno lleva ahí casi un año, pero es igual de bonita. Manu me la regalo, Manu…Odio a Manu… No tiene gusto, ni siquiera para las gargantillas, y mucho menos para las lobas, que siempre está rodeado de lobas…¿Y por qué yo no?...Bueno, no debería quejarme, porque yo también tengo mi cosa, también ligo…pero nunca en San Valentín…Siempre, por narices tengo que estar sola en San Valentín, y eso es muy agobiante…y ¿qué importa? Tengo un montón de amigos, y …No es lo mismo, definitivamente no lo es…Odio este día…Bueno, no…creo que es este día el que me odia a mí.

Existe una época durante el año en que somos felices con la pareja, en que podemos regalarle tan sólo sonrisas y calidez del alma, y en que no pretendemos otra cosa que disfrutar de su alegría. Saca el mayor partido de ese tiempo, aprovecha los dichos preestablecidos del “carpe diem” y el “cogite virgo rosas…”, que para algo están. Pero hazlo a tu manera. No esperes a San Valentín, entrégale hoy mismo tu verdadera riqueza personal, ponte a sus pies, aunque algún día te arrepientas. No dejes nunca que un calendario rija tus delirios pasionales, porque entonces se congelan, se rompen y se vuelven inútiles. Esos arrebatos son así, imprevisibles, sin cuando, sin qué, sin para qué, sólo con un por qué: deseas, amas, y por eso entregas para no recibir.

Si en este 14 de Febrero no tienes a quién besar en los labios, reserva tu beso, no lo malgastes en otra persona si sabes que no es la adecuada. Espera a que tu “alguien” esté ahí para recibirlo, tal vez dentro de mucho o tal vez dentro de poco tiempo. Siempre que lo has perseguido incansable con la mirada; todas las palabras que te has tragado para no parecer plasta; todos los nudos de garganta neutralizados para maquillar los celos; y ante todo, una espera harto prolongada y disimulada, calmada a base de sucedáneos, merecen un buen desenlace. Todo el mundo lo tiene, y nosotros, que somos igualmente mortales, también. Cuida que sea dulce, cuida que sea sincero, cuida que sea reconfortante, que sea personal, y que sea cuando tú quieras: no mires relojes ni calendarios, auque sea 14 de Febrero…

AIW – 31/01/2000

Es Gratis

Cada vez que me invade la objetividad se me torna el semblante gélido, y me vuelvo inesperadamente efectiva en cada cosa que hago. Hay un rayo que me parte la sonrisa, la pierdo entre los labios, se fosiliza, se marchita…Aunque sé pasearla en las noches de sonrisas ebrias, para hacer juego con ellas, y que se sienta integrada.

Otras veces, no sale porque, en el gregarismo de las masas que me rodean, inconscientemente me percato de lo mucho que cuesta enseñar blancas alegrías, que rallan incluso en lo naíf, para que en jun arrebato ajeno de rutina me las partan. Aceptémoslo, cada día, no sé si porque llega el fin de curso, porque hace demasiado calor, porque han pasado ya las elecciones o por veinte mil excusas más, escondemos más las sonrisas.

No es opinión personal: es pura ciencia empírica. El instinto de supervivencia humano abarca todos los aspectos, incluso el de conseguir atención para sentir abrazada su autoestima. Si alguien sonríe, nadie le llamará para tomar un café y analizar punto por punto las razones de su estado anímico. Al contrario: más le vale ser él el que se arranque si quiere confraternizar con alguien. Pero no quiero malas interpretaciones. Ésta no es la gran maratón cafetera, y el que menos tacitas raquíticas consuma no va a quedar descalificado para alinearse entre los clasificados para ser los más sociables.

En realidad, la sonrisa no es sólo un arma cuando se oculta, sino también cuando se muestra ampliamente. Y como arma es fuente de regalos, engatusamientos, amoríos, desvaríos, y a veces incluso de trabajos. Ha sido muy comúnmente usada como proyectil directo a los ojos. Ojos frecuentemente nublados

Encantada de seguir conociendo

Tenía gran razón Cela con su visión caleidoscópica del mundo en “La Colmena”. Una se siente liliputiense cuando, al contrario de lo que quisiera crece en cuerpo y conocimiento, en alma y relaciones sociales. Y así se descubre una cantidad sin fin de vidas y vidas, una detrás de otra, todas ellas iguales de complejas y sencillas que la mía.

“Creced y multiplicaos”. Ahí el hombre dijo “¡A la orden!”, y se multiplicó en número, posibilidades, capacidad, inconveniencias, prodigios y entuertos por deshacer.

Tras muchos más de seis mil millones de personas, me encuentro yo, echando de menos a una seis-mil-millonésima parte de ellos. El hombre es un animal sociable, político, egoísta…Cantidad de filósofos que históricamente acaban coincidiendo en que cada uno barre para su casa, arrima el ascua a su sardina, y espera a que la gente venga mientras él, de brazos cruzados no va personalmente a llamarlos al interfono.

Mil y una excusas tengo para justificar mis últimos ataques de artrosis dactílica a la hora de llamar, y una de ellas sería que yo también pertenezco a la racista raza humana. Ahora me lamento, me retuerzo, me quejo y me lamo las heridas. “Busco la niña que fui”, como diría Luz Casal, y a lo niños y niñas con los que iba.

Busco abrazos, manos, ojos y palabras a los que atar para nunca se vuelvan a ir. Me estoy agarrando a un clavo que apenas arde, y que probablemente sea un espejismo. Y así es como me doy cuenta…

Así es como caigo en la cuenta de que buscando esos orígenes me rebelo contra la naturaleza del hombre, que es, de por sí, nostálgica. Sin embargo, no quiero añorar, no quiero perseguir el pasado desde el presente. Porque las vivencias pretéritas siguen en mí, en mi memoria, y están sobre todo cuando sonrío sin darme cuenta, al pensar en ellas.

Al final, después de las pataletas de Peter Pan, me aferro a mí misma. Ahora sé que aquellos a quien abracé, hablé, consolé, invité, destripé mis penas y besé, nunca merecerán un ápice de olvido. Sigo siendo la misma niñata besucona, vivo en el mismo sitio y con el mismo teléfono para continuar dando la tabarra con él. Ahora tan sólo he crecido, y mis brazos también han crecido, porque quieren abarcar la gente y costumbres de antes, ahora y siempre. ¿Quién dijo miedo?

AIW --- 04/10/2000

Más y más sueños

Decía Cifu, el de Celtas Cortos que él seguiría con sus canciones, y que ella siguiera con sus sueños. Pues bien, mis sueños, son cada vez más peligrosos. Me traen de acá para allá con nocturnidad y alevosía, y creo que la Seguridad Social debería contemplar como plus de peligrosidad en su cobertura sanitaria a los sonámbulos como yo.
Sí señores, soy sonámbula. Lo reconozco aquí, como si en una reunión de grupo de terapia se tratara. Y últimamente me empiezo a preocupar por las consecuencias de ello.
¿Qué dirías si me encuentras en mitad de la noche toda indignada porque una persona que no existe no ha hecho los papeleos que tenía que hacer? Eso se encontró esta noche mi pobre hermano. Una chica completamente exigente, con los ojos abiertos como faros y rebosante de razón (a su entender). Esta mañana, a las 6 de la mañana, cuando me levantaba para venir al
trabajo lo he recordado y he flipado.
Recuerdo que estuve como 5 minutos hablándole a mi hermano, saeteándole a preguntas sin sentido. Cuando todo empezó a carecer de sentido le dije: "Mira, ¿sabes qué? que estoy muy cansada y me voy a dormir". Hoy todavía no he hablado con él, pero me gustaría saber qué impresión se ha llevado.
A las 9 de la mañana recibo un sms de mi amigo, uno que conozco desde hace un mes. "Vale, no te preocupes, entonces ya quedamos para la próxima semana, un beso". Lo llamo. "¿Por qué me mandas ese sms?". "Porque tú anoche me enviaste uno a las 23:30 diciendo que cancelábamos nuestra cita para comer hoy". "¡Pero si yo a esa hora estaba dormida!".
Sí señores, he de poner cada noche un poco más lejos mi móvil de mi propio alcance, porque soy capaz de manipularlo con la mayor de las normalidades. Por eso a veces me despierto a la una de la mañana, porque otra vez sonámbula he cambiado el despertador. Por lo que veo, también soy capaz de mantener conversaciones y decir frases con una pronunciación y sintaxis precisas. Imagínense, podría decir todo lo que pienso en realidad y no me atrevo a decir. ¿Qué clase de consecuencias acarrearía eso? ¿Qué sería capaz de decirle a la gente a la cara?
Imagínense, por un momento, que pierden todas sus inhibiciones. Se encuentran en la vida real con la misma libertad física y moral con que se encuentran en sus sueños. ¿Qué harían? ¿A quién se declararían? ¿A quién manifestarían su odio más absoluto? ¿A quién le pondrían los puntos sobre las íes? ¿O acaso serían exactemente iguales que en la realidad? ¿De verdad son tan sinceros en la vida real?

Consejos obvios para personas normales

  1. A todos aquellos que tengan pareja: ¡No olviden a sus amigos!¡No hablen siempre de la pareja con ellos!¡No los llamen sólo cuando se enfaden con la pareja!¡No los llamen sólo para hablar de las ubícuas injusticias del mundo!Hagan un esfuerzo por recordar cómo les trataban cuando eran solteros, repítanlo sin miedo, sus amigos salen con Vds. porque les quieren, quiéranlos también de manera desinteresada. Hagan de su pareja una compañera en la vida, sin interdependencia, vivan cada uno una vida en la que el otro siempre pueda entrar, aunque no lo desee, respeten sus preferencias, ríanse con el otro, hagan el amor con la mirada y las palabras, siempre de verdad, no hagan el amor si no lo desean, desactiven las sospechas sobre el otro hablando del tema conflictivo, con tacto y tono suave, no prejuzguen, terminen la relación si ven que no funciona, pero nunca tensen la cuerda hasta que el otro la rompa (ésa es una táctica ruín), conserven siempre amistades y mundos propios de cada uno, no compartidos, hagan las paces de verdad, sin ceder sólo para que acabe la discusión cuanto antes, tómense el tiempo necesario para volver a quererse tras una disputa.
  2. A todos los hombres del mundo: procuren que nunca nadie les vea echar gargajos por cualquier orificio, hurgarse la nariz o la oreja, rascarse la entrepierna, producir cualquier tipo de sonido biológico, buscar sustancias con el palillo del bar, hagan de su oficio un objetivo motivador, y de la vida algo en lo que siempre podrán mejorar como personas, en formas y fondo, busquen entereza en sus vidas, serán correspondidos en el mismo sentido si dedican sus esfuerzos a ello.
  3. A todas las mujeres del mundo: no se critiquen a sí mismas como hobby habitual, y mucho menos a los demás, no hablen de sí mismas contínuamente (eviten la frase "yo, por ejemplo..."), rían lo más posible, de sí mismas y de los problemas que las rodean, huyan de la ira momentánea, de los gritos incontrolados, huyan de la baja autoestima, cultiven su creatividad de cualquier manera que se les ocurra (todo es empezar), vuelquen en ella todo lo positivo y lo negativo, sepan que la vida siempre fluirá hacia adelante, por muchos obstáculos que haya, márquense objetivos motivadores, seguro que se acercarán sustancialmente a ellos, siempre que no los consigan.
  4. A todos los que están leyendo esto: He llegado a la conclusión (seguro que muchos profetas y sabios lo hicieron antes que yo), de que la felicidad radica en los momentos de paz, en que todo parece estar bien y tomamos plena consciencia de lo afortunados que somos en ese preciso instante. En definitiva, tú, que me estás leyendo, has de saber que eres afortunado, por estar en una casa caliente, con agua corriente, ropa abundante, comida, dinero para llenar la nevera, electricidad, ordenador, Inet, dos ojos para leer, dos manos para teclear, control sobre el conjunto de tu cuerpo, un cerebro despierto para asimilar lo que lees, libertad ideológica para leer sobre lo que desees, un móvil al que llama gente que te desea lo mejor. Por eso, por haber nacido aquí y ahora, y sobre todo, por ser consciente de ello, eres afortunado, ¿no lo notas?

Cambio

Anoche, por fin, después de innumerables negociaciones con una casera de quien desconozco cara, voz y nombre, llegué a mi nuevo piso. Las compañeras están de vacaciones, y por eso queda para mí solita. Imagínate, con una enorme terraza, muy céntrico, bastante bien de precio, y con una cama en la que me pierdo por la noche.
Cené lo que pude, mezcla entre las miserias que traía y las que allí había.
Esta mañana he visto amanecer desde mi propia cama, quién sabe, podría ser algo simbólico. Comienzo para una nueva etapa...últimamente atribuyo a todo un significado añadido. Pienso que esta nueva filosofía de "todos los cambios son para mejor", me está dando mucho aliento. Sobre todo porque en este año he trabajado en 4 sitios diferentes, he vivido en 4 casas distintas, he trabajado en 7 mesas de despacho diferentes y aún no sé dónde van a permanecer mis posaderas en los próximos meses.
De pequeñita lloraba cada vez que me cambiaban de ropa, e incluso al cambiarme de pañal. Hoy estoy todo el día con la maleta a cuestas, y trasladándome en la casa familiar y en el apartamento propio.
Por esta razón he decidido no pegar otra vez los geles multicolores de la ventana, hasta saber quién se llevará la beca de tres años (beca de mis sueños) que he pedido. Cuesta mucho pegarlos y despegarlos sin que se rompan, y me costaron 5 €.

En días como estos

En días comos estos es cuando me azuzo a mí misma a escribir algo que valga la pena. Es por ello que he creado este blog, para volcar en él todas mis diarreas mentales, sin obligar a nadie a que las lea, simplemente al que desea entrar en él. Por lo menos de esta manera no se pierden todos los pensamientos en la bruma, y tal vez, mediante una segunda lectura en el futuro, sirvan de algo a alguien.

El colmo de mis pensamientos enrevesados son mis sueños. Soy una de esas personas que se despierta siempre con imágenes punzantes como hierros en su retina. Habitualmente se trata de persecuciones, y hubo una época en que todo lo que soñaba eran catástrofes naturales: tsunamis, terremotos, maremotos, ...también soñé muchas veces que iba a estallar una bomba nuclear o la guerra. Siempre me encontraba intentando meter a un montón de gente en un búnker. Ellos estaban como distraídos, pendientes de otros asuntos, como si no le otorgaran suficiente importancia a la situación, de la que sólo yo era plenamente consciente.

Todos estos sueños me dejan baldada. Me despierto desestabilizada y con muchas ganas de contar lo que he soñado. A veces el sueño permanece en mi memoria lo justo para contarlo, y otras me persigue durante todo el día, hasta el punto de que creo ver realizaciones parciales de las mismas imágenes oníricas en la rutina de ese día.

Recientemente alguien me aconsejó apuntar todos mis sueños en una libreta, a modo de cuaderno de bitácora. La utilidad de ello podría consistir en interpretarlos posteriormente y en conjunto. También podría basar alguna historia de este blog en un sueño. ¿Qué puedo hacer con mis sueños?

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