Ser tu cama,
tu casa y tu salón de juegos.
Ser tu cielo, tu suelo y tu consuelo.
Ser tu piscina, tu alimento,
crear melodías para tus primeros días.
Estar presente en el momento
en que tus ojos se abran,
tu nariz respire,
en que tu boca grite,
y tus manos se agiten.
Poder serlo y que tú me lo concedas.
Porque tú ya existías
antes de venir,
ya volabas antes de posarte.
Pero has venido a mí,
pajarito sutil,
y yo crezco y me despliego,
para ser más y más grande para ti.
Para tal vez descubrir
qué podría yo tener
para que quisieras anidar aquí.