Tenía el corazón obtuso, no me temblaba nunca, las emociones brillaban por su ausencia. Dentro de poco iba a convertirme en una autómata que ni siente ni padece. De repente abrí los ojos, y me encontré con los brazos extendidos, queriendo abrazar el mundo que estaba observando ante mí.
Montaña tras montaña, vi el horizonte jalonado de protuberancias blancas, seductoras, embriagadoras.
He vuelto a despertar, mi vida, he vuelto a abrazar el paisaje y se me ha quedado en la retina. He vuelto a reconocer la sensibilidad, el tembleque lacrimal,...
¡Qué grandes pueden ser a veces las montañas!¡Qué diminuto sin embargo es mi mundo sin ellas!
1 comentarios:
Cómo te entiendo!!!!
Mi campo, mi Puerto, tus montañas.
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