Nunca pensé que pudiera quererte tanto. Aún te llevo en mi ropa y en mis sueños, prendido a ellos e indeleble. Siempre pensé que este tipo de amores era una perturbación, inocua, pero desviada.
Me fui de viaje y te dejé con otra. Confié en ella, pero ella no era consciente de lo que tenía entre manos: A ti.
Recuerdo tus arrebatos, de repente agresivo, de repente quedo y zalamero. Al volver no estabas. Habías optado por otros mundos, otras compañías más afines a ti.
Yo permanezco aún aquejada de este vacío en mis manos y en las yemas de los dedos, un mal extraño pero extendido y de fácil diagnóstico: nostalgia gatuna.
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