Con un simple gesto podía haberme cautivado, aquél chico marrón que me tenía embelesada. Yo era carne de cañón y él pura dinamita oscura e inflamable. Hablaba él de proyectos vitales, de esferas no conocidas por mí, decía que al otro lado podía existir cualquier realidad imaginable.
Un día el chico oscuro escenificó la concreción de mis sueños, un mundo en el que nadie podía resultar extraño. Se trataba de la convivencia entre todos los colores del arcoiris: el chiste verde, el rojo político, amarillo de la estrella de David, azul tribal. Él me hizo imaginar y desnudarme, yo me sentía en mi salsa. Me imaginaba por la vida sin pudor, y todo ello era cierto en esa dibujada realidad paralela.
El público en el auditorio le abucheaba. Yo, completamente desapercibida y sola, agarraba cada una de sus palabras como gallina al trigo. Él alimentaba mi esperanza.
Sinceramente, me da igual lo que afirman las corrientes catastrofistas que se curan en salud, yo conservo la esperanza, creo que este tiempo no es sino una purga de falsedades, y tengo ganas de dar todo mi aliento para desflorar la vida que me queda. Tengo ganas de lanzarme a la piscina y al océano de dudas, contradecir al realismo del Íbex y jugar a la sopa de letras con las de las hipotecas.
Tengo infinito deseo de que llegue la Primavera para que lo dejemos de ver todo en blanco nieve o gris de invierno. Para que se nos quite la manía que tenemos de dejar hibernar nuestros sentimientos, no sea que lleguen las vacas flacas.
Pero sobre todo, tengo ganas de hacerlo todo contigo hasta que muramos de inanición o de viejos. Recuerda, amor, que en el mundo que hay bajo la sábana, sólo estamos tú y yo.
2 comentarios:
Me encanta, precioso y magistralmente escrito. La foto me suena de algo jeje.
Me he quedao de piedra...precioso!. Espero que tus deseos se hagan realidad.
tqm
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