
Me ardes, belleza,
me inflamas y te ramificas por mis brazos,
directa hacia mi bolígrafo.
Me acosas,
y, al tratar de complacerte, belleza,
te apagas como la luciérnaga detrás de mi jardín.
Sé que permaneces, pero burlas a tu cazador.
Desolado, vuelvo a mi puesto de vigía,
búho obsesivo,
poste en la oscuridad...
Yo oigo por dentro el tambor del nervio, inaplacable.
Expectante,
gasto energía al acecho, gasto energía en balde.
Y tú, belleza,
que nunca fuiste compasiva, ni siquiera te despides,
eres una castigadora y prefieres abofetearme en sueños.
Haces alarde de tus ubres en flor...
pero no me amamantas, y quedo
ávido,
comisuras bajas,
niño solo desnudo dibujando esquemas en la arena,
torpe con mi dedo, vago con mi bolígrafo,
envidioso de los que sí fueron lactantes.
¿Qué no te di yo?
¿Qué dos monedas pides?
¡Yo las doblo, con los dientes o con mis pestañas, si hace falta!
Vuelve, belleza: quémame por dentro.
Hazlo ahora y yo prometo que no dejarás nada.
Tú serás mis cenizas.
Podrás devolverlas al jardín
donde cada noche te busco.
1 comentarios:
Bella reflexión / queja sobre el proceso creativo.
Publicar un comentario
¿Qué opinas tú?