Me gusta ir a la ferretería de mi calle y decir que no tengo prisa, dejar pasar a los que sí la tienen y esperar. Me camuflo con la columna y veo al señor ferretero buscando entre las cajas de cartón, que alojan palabras desconocidas en su lomo. Observo a este zahorí de destellos dorados y plateados buscar de penumbra en penumbra. Objetos desconocidos, inefables, tesoros brillantes que integran nuestros bolsillos de pequeños y ensamblan nuestras vidas de mayores. Eso me gusta.
Me gusta tener sueño y que todo me inspire, embriagada en bostezos y dulces lágrimas saladas.
Me gusta tener sueños.
Me gusta cada nueva flor que vive en mi casa y bebe de mi agua, y nutre mi olfato y alivia mis ojos, y da sentido a mis manos cada vez que toco su tierra.
Me gusta decirte que te quiero, siempre por primera vez, sabiendo que cada palabra pugna por salir y no puedo acallarla, porque, de no florecer, arraiga en mí y carcome mis sentidos. Así que, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero...
Si cada día en esta vida hiciera todo lo que me gusta, si viviera en un ciclo eterno de fugaces e inabarcables éxtasis , si supiera que los miedos no son más que guiones no representados y saliera a la calle reviviendo cada uno de los sueños que acunó mi inconsciente, un día daría la vuelta sobre mi ser y me vería tal como soy, envuelta en flores, sueños y brisa de junio, salpicada de polen blanco, con la falda al vuelo, los brazos en alto y el eterno nudo de la garganta deshecho en hebras maravillosas ondulando al sol de cada ocaso.
Ese día volaré. No se lo digas a nadie, pero ya me están naciendo las alas,... y las plumas son preciosas.
Noruega
Hace 1 mes
1 comentarios:
Pues ni dudes en volar.
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