Esos días,
los que cargan la maleta
e inundan los armarios,
ralentizan el paso,
pues tornamos para la cordial despedida.
Van pasando esos días,
los espero, los temo, los deseo, los imagino,
y pasan.
Uno,
otro,
y el siguiente.
Los días que irán a ser,
ahora son,
mañana diré que fueron,
y siempre tendré la impresión de que nunca los viví.
Cómo el mar salado entre los dedos,
como mirar una imagen y detener el tiempo,
como besarte más rato para que no escapes,
como las viejas bromas que resucitan risas,
como tatuar letras y mirar al horizonte,
como dejar eco y decirse perpetuo.
Pero el error es inventar plurales,
y no comprender que amanecí niña,
almorcé adulta y me acosté anciana.
Que hoy es todos los días,
y te he encontrado a mediodía.
Acompáñame hasta la noche,
nos iremos juntos a dormir,
y yaceremos al final del día.
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