No volamos ni atravesamos paredes,
a pesar de intentarlo cada tarde.
No brillamos en la oscuridad,
aunque miramos todo, por si algo brilla,
para decir "¡Hala!" en caso necesario.
No contamos con varita mágica, ni alas de purpurina,
aunque aprendimos a fabricarlas
para por si acaso.
Nunca se sabe.
Las chicas como yo sabemos
que un Óscar en las manos
pesa mucho mucho,
más que un bote de champú,
o que el spray de la madera.
Las chicas como yo miramos a otras chicas,
y se nos abren la boca y los ojos,
inclinamos la cabeza, aprendemos,
e imitamos a solas en casa.
Somos chicas que miramos,
y luego admiramos.
Las chicas como yo no hechizamos,
no encandilamos,
pero prendemos velas.
No tenemos el pelo de seda,
pero hacemos trenzas a otras chicas,
y tatuajes de henna,
porque son bonitos.
No levantamos ejércitos,
ni nos siguen por las redes,
pero nos gusta cazar renacuajos,
en verano,
con la misma red de la piscina,
y con la disciplina
que sólo pueden dar
las ganas de explorar.
Cuando una chica como yo
se encuentra con otra chica igual,
el abrazo es muy largo.
Se emplean todos los brazos,
las sonrisas, las carcajadas,
los latidos, las patas de gallo,
el pelo, las piernas y las danzas
que cada una lleva acumuladas,
y que sólo puede compartir
con otra chica,
a condición de que sea maja.
Las chicas como yo,
no somos guays.
Pero lo pasamos chachi.
a pesar de intentarlo cada tarde.
No brillamos en la oscuridad,
aunque miramos todo, por si algo brilla,
para decir "¡Hala!" en caso necesario.
No contamos con varita mágica, ni alas de purpurina,
aunque aprendimos a fabricarlas
para por si acaso.
Nunca se sabe.
Las chicas como yo sabemos
que un Óscar en las manos
pesa mucho mucho,
más que un bote de champú,
o que el spray de la madera.
Las chicas como yo miramos a otras chicas,
y se nos abren la boca y los ojos,
inclinamos la cabeza, aprendemos,
e imitamos a solas en casa.
Somos chicas que miramos,
y luego admiramos.
Las chicas como yo no hechizamos,
no encandilamos,
pero prendemos velas.
No tenemos el pelo de seda,
pero hacemos trenzas a otras chicas,
y tatuajes de henna,
porque son bonitos.
No levantamos ejércitos,
ni nos siguen por las redes,
pero nos gusta cazar renacuajos,
en verano,
con la misma red de la piscina,
y con la disciplina
que sólo pueden dar
las ganas de explorar.
Cuando una chica como yo
se encuentra con otra chica igual,
el abrazo es muy largo.
Se emplean todos los brazos,
las sonrisas, las carcajadas,
los latidos, las patas de gallo,
el pelo, las piernas y las danzas
que cada una lleva acumuladas,
y que sólo puede compartir
con otra chica,
a condición de que sea maja.
Las chicas como yo,
no somos guays.
Pero lo pasamos chachi.
1 comentarios:
Las chicas como tú, sois guays, porque no sois fotocopias como esas de las que hablas.
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