Si vinieran todas las cigüeñas a buscarme,
acompañadas de una cohorte de cigarras y grillos,
seguidas de quinientas mariquitas, adoradoras de la Reina de las Nieves en retirada.
Si todas flotaran en polen multicolor,
adornadas con lirios del Rey Salomón,
a su vez en plena libación
a cargo de Su Majestad Abeja Reina y su séquito, claro.
Si junto a ellas acudieran a mi el señor y la señora gorrión,
estrenando sus gorjeos y el anual eco de su dichoso trino,
y depositaran sobre mis ofrecidos cabellos una mágica corona de margaritas blancas.
Si todas las amapolas se abrieran a mi paso,
al son de Vivaldi y en rendida devoción al Sol.
Si la misma Madre Tierra me hablase para anunciarla,
aún así, amor mío,
sólo la daré por comenzada
cuando nuestros cabellos,
tu azabache y mi dorado,
se hayan trenzado tanto
como nuestras almas.
2 comentarios:
Hermoso y bucólico.
Me gusta. Una conclusión rápida después de bellas divagaciones.
Publicar un comentario
¿Qué opinas tú?