Decidiste que lo mejor que podía hacer para que me dejase de doler la cabeza era desenroscármela, a ver si los circuitos internos estaban averiados.
El portero nos pilló y pensó que me estabas haciendo un masaje en el cuero cabelludo. Se escandalizó tanto que corrió escaleras abajo gritando: “¡Le está dando en la cabeza!¡Le está dando en la cabeza!”.
Lo cierto es que me cortó el rollo, y cuando llegaron todos los vecinos, tenía tal jaqueca que no podía explicar lo que habías intentado.
Tú no dabas crédito al escándalo que se había formado. No comprendías como nadie de los vecinos con pelos blancos y cardados había intentado en su juventud ver si una cabeza era desprendible a base de desenroscar...
Comenzaste a balbucear y cuando conseguiste articular palabra, tan sólo pudiste preguntar :”¿Dónde está la cámara oculta?”
Pakistán
Hace 3 semanas
0 comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué opinas tú?